
Artículo publicado en la revista n.º 4 Con-Ciencia de Clase.
Ángeles Maestro Martín
Hubiera querido equivocarme cuando alertaba de que los mecanismos de control social puestos en marcha con el pretexto del Covid y falsamente recubiertos de argumentos científicos constituyeron un gran experimento de gobernanza de poblaciones, estrictamente funcional a las necesidades de la oligarquía imperialista, y por lo tanto, destinado a repetirse. Y ese gigantesco ensayo, culminado con gran éxito – sobre todo en la UE – no sólo tenía que ver con el enorme negocio de las multinacionales farmacéuticas con las vacunas, que también. Estuvo destinado a medir el grado de resistencia de las organizaciones y de los pueblos en general a medidas que supusieron un auténtico estado de excepción, impuesto directamente por los Gobiernos, con los Parlamentos clausurados, vulnerando todas las normas constitucionales habidas y por haber.
La demostración de que no se trataba de un hecho aislado, sino de un instrumento de dominación de poblaciones, ahora ya bien engrasado, lo demuestran dos medidas anunciadas el pasado mes de agosto con estivalidad y alevosía, como cuando Franco subía el pan. El día 14 de agosto, el Director General de la OMS Tedros Adhanom declaraba “emergencia sanitaria internacional” por la viruela del mono y a finales del mismo mes se anunciaba el inicio del plan piloto para imponer el pasaporte europeo de vacunas. Ya que, al parecer, por segunda vez, Tedros se ha precipitado y el escenario no estaba suficientemente preparado para la representación y he escrito recientemente sobre el tema1, me centraré en el segundo aspecto, de gran trascendencia.
Hace algunas semanas se ha conocido la puesta en marcha del programa piloto del proyecto EUVABECO (European Vaccination Beyond Covid-19 – Vacunación Europea más allá del Covid 19) financiado por la Comisión Europea con un presupuesto total de 8,44 millones de euros. El proyecto está dirigido, según dicen, por “un sólido equipo de profesionales médicos, autoridades de salud pública, operadores de e-salud (léase aseguradoras privadas) y proveedores industriales (multinacionales farmacéuticas)”. Esta es toda la información que aparece en la página oficial acerca de los partners (socios colaboradores)2; es decir, se desconoce el nombre de las personas y de las empresas.
En el programa piloto que se desarrollará hasta junio de 2026, participan los siguientes países de la UE: Portugal, Suecia, Francia, Bélgica, Alemania, Grecia, Letonia, Luxemburgo y Polonia, aunque en el ensayo del elemento estrella, la Tarjeta Europea de Vacunación (TEV), sólo intervienen cinco países: Letonia, Bélgica, Grecia, Alemania y Portugal. La TEV contendrá, no sólo información de las vacunas recibidas sino toda la información relativa a la salud de las personas3.
Aquí reproduzco su propio esquema de recogida y procesamiento de la información de salud.
Todos esos datos, estrictamente personales, sin que en ningún momento se hable de su carácter confidencial, estará así, con nombres y apellidos, en poder de aseguradoras, multinacionales farmacéuticas y de las “autoridades sanitarias” encargadas de implementar y evaluar las campañas de vacunación.
El objetivo supuesto que sirve de máscara justificatoria es “proporcionar un sistema de apoyo a la toma de decisiones sobre vacunación a profesionales y pacientes”. Su cinismo no tiene límites. Como si no se hubiera vacunado masivamente, como a ganado, sin importar la situación de la persona, sin prescripción médica y sin consentimiento informado, vulnerando la legislación vigente4 y el propio Código de Nuremberg5, cuya lectura recomiendo encarecidamente.
Los objetivos reales, apenas camuflados entre la palabrería seudo-científica, son, crear:
– “una herramienta de detección que facilite campañas de vacunación específicas y el seguimiento para una administración más eficaz de las vacunas”.
– “una herramienta de modelado y pronóstico: un simulador de enfermedades para generar conciencia sobre la dinámica de las infecciones y el impacto de las intervenciones de salud pública”
– todo ello basado en “una tarjeta digital de vacunación transfronteriza que permita la continuidad asistencial para toda la vida”.
Toda esta información aparece sobre un fondo oscuro con un hombre con pinta de sanitario, con el brazo preparado para ser inoculado y con mascarilla, para mayor ilustración6. Eso si, han escogido un modelo un poco bizco.
Dicho en román paladino se trata de una versión ampliada del pase Covid, destinada a ejercer la coerción más eficaz para las vacunaciones que decidan, para el confinamiento u otras medidas de control, así como para obtener la información del grado de aceptación de esas medidas y modelar las campañas “informativas”, léase de terror, más eficaces. Además se proporciona a todas las empresas interesadas en el negocio de la enfermedad, aseguradoras privadas e industria farmacéutica, la preciadísima información individualizada sobre la situación de salud de toda la ciudadanía europea.
La primera vez, con la pandemia Covid, se pudo aducir ignorancia; la segunda, no.
En este desgraciado Reino de España, la respuesta política, sindical y ciudadana ante las brutales medidas de control social adoptadas durante la pandemia fueron muy débiles. El triángulo siniestro de la censura, el soborno y el miedo funcionó a la perfección. Casi todo el mundo tragó, empezando por la inmensa mayoría del personal sanitario, partidos políticos – institucionales y extraparlamentarios – sindicatos, personal docente, etc. No sólo no ofrecieron resistencia, sino que las organizaciones aceptaron cumplir el siniestro papel de policías, censores y denigradores de sus compañeros y compañeras que se atrevieron a cuestionar el discurso oficial. Además, las más “progres” pedían a gritos “solidaridad” y que se enviaran grandes dosis de vacunas a los países africanos.
La resistencia, muy débil, estuvo circunscrita a organizaciones políticas como Coordinación de Núcleos Comunistas (CNC) y Herritar Batasuna, a colectivos territoriales coordinados en Rompe el Silencio, Liberum y a unos cuantos valientes profesionales sanitarios, del derecho y de los medios de comunicación.
Todo el engranaje creado, sanitario, político y, sobre todo, mediático, está listo para funcionar de nuevo. Y no se trata sólo del negocio de las vacunas. El elemento más peligroso es la utilización del miedo cerval que se demostró tan eficaz, bien engrasado con el soborno y la censura de toda opinión diferente, para imponer medidas de control social destinadas a disciplinar poblaciones y que sólo cabe definir como fascistas.
Y esa disciplina, que en realidad es la militarización de la sociedad, es la que necesita la oligarquía imperialista para que su “salida” a la crisis de destrucción y de guerra, no engendre, como ha sucedido en otras épocas históricas, revoluciones populares que les manden al basurero de la historia y sitúen al ser humano en el centro del funcionamiento social.
A nosotros, es decir, tanto a las organizaciones que vimos entonces de qué se trataba y a las que ahora han tenido la oportunidad de comprenderlo, como a todas las personas conscientes y dignas, nos toca difundir la información para preparar la Resistencia con nuevas fuerzas y con todos los medios a nuestro alcance.
1La viruela del mono: ¿culebrón de verano o una nueva edición de la pandemia del miedo? https://cncomunistas.org/?p=1734
2https://euvabeco.eu/partners/
3https://euvabeco.eu/
4Ley General de Sanidad, Ley de Protección de Datos, Ley de Autonomía del Paciente.
5https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3digo_de_N%C3%BAremberg
6https://euvabeco.eu/about/
lisa de stefani
gracias desde Italia a los camaradas españoles, excelente artículo.